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Disappearance at Devil’s Rock

“Pero los fantasmas no son blancos y brillantes. Los fantasmas son sombras de alguien o algo que salió mal.”

El libro de Paul Tremblay “Disappearance at Devil’s Rock”, el cual fue publicado en Junio de 2016, es intrigante. Terminé de leerlo con una irritación inusual. Me molestó la forma en que jugó con mis sentimientos... y la foma en que una lagrimilla asomó por mis ojos.


Aguanta, aguanta, aguant...


En particular, me gusta el horror que mezcla algo de ciencia ficción, algo extraterreno o demoníaco, algo de decadencia, nihilismo y otras revelaciones. Y me alejo -como si fuera la peste- del horror que refleja la realidad, la crueldad en la vida diaria, lo que no hay forma de cambiar o salvar, lo humano.


La novela es clara desde el principio y no faltará aquel que lee sólo para probar su superioridad ante los demás, que diga: “Sabía cómo terminaría desde el inicio, no me dió miedo ni me gustó.” Pero este libro va más allá de la sorpresa, este libro muestra las diferentes formas en que los humanos enfrentamos situaciones de estrés, pérdida o dolor. El final no es importante, el desarrollo sí lo es. Es un claro ejemplo de porqué el horror existe y cómo es una manifestación directa de la sublimación del terror.


El terror es lo real y tangible, lo posible de suceder... digamos, tu hija tiene sexo premarital que causa un embarazo no deseado; entonces el horror sería la negación de este hecho y la búsqueda de una respuesta alternativa, como ‘Mi hija ha sido víctima de un íncubo mientras dormía, claramente atraído por su pureza’. Lo que se refleja en todo el folklor a lo largo de los siglos y hasta nuestros días.


En fin, volviendo a la novela, la premisa es sencilla:


Una llamada en la madrugada nunca puede ser buena, Elizabeth lo sabe, y lo confirma cuando Josh (amigo de su hijo, y con quien se supone que su hijo fue a dormir) le pregunta si Tommy está en casa.


Si eres padre (o madre), el hecho descrito es por sí mismo aterrador. Si no lo eres, pero planeas serlo algún día, la idea ya da vueltas en tu cabeza y se vuelve más incómoda mientras más lo piensas. Si no eres padre, y no te interesa serlo (como yo), continuemos y tal vez te identifiques con Tommy o alguno de sus amigos.


La búsqueda de Tommy lleva a su comunidad a desenterrar leyendas ocultas de Ames, a familiarizarse con el “hombre sombra” en Twitter (#shadowman), a fiestas de medianoche en el parque estatal Borderland, a cambiar el nombre de la icónica “Split Rock” y a sospechar que tal vez su ciudad no es tan segura como ellos creen.


Tommy, es el clásico chico americano sonriente, solitario, introvertido, que no se ha dado cuenta aún de que es apuesto, pero para su tragedia es ‘el chico sin padre’ del vecindario. Josh y Luis son sus mejores amigos; Josh es listo, de buena familia y un futuro por delante; Luis es pequeño para su edad, es latino, clase media-baja y perseguido por los abusones de la escuela. Los tres son inseparables, buenos chicos, pero este verano ha sido demasiado largo para ellos.



La forma en que el libro está escrito. Bueno, para alguien como yo que sólo lee libros que retoman el pasado, dónde hay poca tecnología o no se menciona nada al respecto, o lo contrario, se va más allá de nuestra tecnología por miles de años, pero nunca nada actual, nada de snapchat o instagram, videojuegos o grupos de facebook. Al principio, todos estos adolescentes hablando en sus códigos y palabras de moda... era demasiado. Durante el primer tercio de la novela estuve a punto de dejarla, pensaba que no podía ser literatura esa forma de escribir. Afortunadamente continue, gracias a que Tremblay siempre dejaba una sorpresa al final de cada capítulo, que me hacía pensar “¡Demonios! Quiero saber...” Y también a está nube densa y gris (casi negra) que me seguía a todas partes, “Y ¿si Tommy esto o aquello, y si... ?”


Tal vez tengas la fortuna de leer la misma versión del libro que yo (imagen arriba), en las anotaciones de P. Tremblay que vienen al final, menciona de forma graciosa como su hijo fue el consultor de “Minecraft” y como la jerga juvenil fue basada en sus estudiantes del 2014 a la fecha y aclara: “Sí, es irritante, pero te aseguro que es auténticamente irritante”.


La atmósfera anímica que rodea a los personajes, en especial a Elizabeth, me recordó a una película en particular, y me alegró que el autor la nombrara como una gran influencia: Lake Mungo.


Lake Mungo, 2008, 93% en Rotten Tomatoes.


Este drama sobrenatural, como en la película, nos presenta el aterrador panorama al que los padres pueden (o no) enfrentarse algún día: ¿Conozco a mi hij@ lo suficiente? ¿Será capaz de hacer aquello que han insinuado? ¿Seré un mal padre/madre?


El problema es que los padres se confían, a veces demasiado, de que sus hijos no harán cosas peores a lo que ell@s mism@s han hecho cuando tuvieron esa edad. Y la mayoría tienen razón, ¿será Elizabeth afortunada?


Descúbrelo leyendo este espléndido libro, del creador de la novela “Una cabeza llena de fantasmas” (enlace a nuestra reseña de la misma por Javo Monzón) y dejános tu opinión en los comentarios.



Paul Tremblay es miembro directivo de los Shirley Jackson Awards, con Maestría en Matématicas, vive cerca de Boston con su esposa y dos hijos. Tiene un excelente sentido del humor y ensayos sobre crecer en los 70’s y temer a los satanistas.


- Azazel

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