En el mundo de los cómics y las novelas gráficas hay mucho por explorar. Un sin fin de aventuras que desafían los limites de tu imaginación y que muchas veces te pueden enseñar nuevos caminos de lo que uno comprende como la literatura. Dentro de los cómics, aunque no me gusta tener prejuicios, usualmente siempre me inclino por DC cómics. Y dentro de DC cómics, hay pocas cosas que me envuelvan tanto como sus ediciones conocidas como Elseworlds.
Elseworlds (al igual que su similar de Marvel, What If?) nos llevan a un mundo donde las cosas sucedieron de una manera distinta. Quizá, el cohete que transportaba a Superman no aterrizo en Kansas, sino en Inglaterra, en la edad media. O quizá el anillo de poder de Abin-Sur eligió al joven Bruce Wayne como el Linterna Verde del sector 2814. Las posibilidades (y los resultados) usualmente son increíbles.
Y eso nos lleva al gran favor que nos hizo Mike Mignola al contestarnos la que es, quizá, una de las preguntas mas extrañas que se hayan plantado en la mitología de Lovecraft: ¿Que pasaría si la leyenda de Batman, estuviera ambientado como una obra del Maestro de Providence?
La respuesta es The Doom That Came To Gotham.
En The Doom That Came To Gotham, nos encontramos con una historia compuesta por elementos Lovecraftianos, protagonizados por los mas reconocidos personajes de la leyenda del gran Caballero de la Noche. Podemos ver a Herbert West atendiendo a Harvey Dent, nos adentramos a una expedición a la Antártica capitaneada por Oswald Cobblepot, tenemos a Killer Croc con un aspecto más grotesco y a un Ra´s Al Ghul, haciendo el papel que se te acaba de ocurrir que tendría si lo hubiera escrito H.P. Lovecraft.
La historia es muy atractiva, es muy difícil de dejarla (y la verdad no es necesario, solamente consta de 3 números) y no nos queda mas que aplaudirles a Mike Mignola (aclamado por su laureado Hellboy) y a Richard Pace, por darnos una historia que dista mucho de ser un simple tributo a Lovecraft (o una manera de aprovecharse de sus legiones de seguidores) para convertirse en una historia que para bien o para mal, marcó historia en el genero. No iría tan lejos como decir que es una imprescindible adición a tu colección de historias con tintes Lovecraftianos (principalmente, por que al final del día, es mas una historia de Batman que de horror cósmico), pero la manera en la que juegan con los personajes, re-definiendo las áreas grises de la idea general de un súpervillano es digna de admiración.
Todo esto suena muy lindo, pero al final del día, es un cómic. El aspecto visual juega mucho, y me complace indicarles que el arte del mismo, es muy adecuado para el giro de la historia. Los humanos se ven un poco simples, y planos, pero los monstruos y los horrores que acechan en la oscuridad tienen un aire de normalidad, que nos ayuda a colocar imágenes imposibles en un contexto cotidiano. Disfruté enormemente como jugaron con el concepto visual de Jason Blood y de Harvey Dent, y en general, hicieron un tremendo trabajo ambientando a Gotham City. Troy Nixey fue el encargado de los bocetos a lápiz, Dennis Janke estuvo a cargo de las tintas, Dave Stewart lo coloreo y Bill Oakley se encargo de las letras.
Con el paso del tiempo (originalmente, esta obra surgió en el 2000-2001) he escuchado opiniones encontradas sobre este cómic. He escuchado que es genial, que es horrendo, que los dibujos son feos, que los colores son opacos y a la vez innecesariamente brillantes. Pero la única crítica realmente constante que le he encontrado es la ausencia de The Joker. Este personaje pudo representar de manera estupenda la locura y la ausencia de esperanza en un mundo donde la oscuridad tiene no solo uno, sino varios nombres.
Algunas personas me han dicho que la obra no es lo que esperaban. La pregunta obligada es: ¿Que es lo que esperabas? Estamos hablando de un titulo que nadie sabía que quería (necesitaba) leer. Estamos hablando, de un cómic. que traspasa la barrera del heroísmo y el horror, creando una comunión que rara vez se ve en este formato.
Estamos hablando de un ejemplar que para efectos prácticos, no debería de existir, y sin embargo, aquí esta.
Les recomiendo que lo lean y se formen su propia opinión. Pero no hagan caso de esa voz que escuchan allá afuera. Y lo más importante, no se detengan a pensar como es que les llama por su nombre.
Por: Javo Monzón.
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